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El manejo quirúrgico del paciente veterinario ha evolucionado en los últimos años, por el avance de la ciencia veterinaria, y por la mayor toma de conciencia de las personas que poseen animales, las cuales han comprendido que no se puede operar ni realizar una maniobra quirúrgica, si el veterinario no cuenta con los medios necesarios, como ser un quirófano debidamente habilitado, instrumental acorde con la cirugía a realizarse, equipos de anestesia inhalatoria, etc.

Cuando el médico clínico detecta una patología que es de resolución quirúrgica, ya sea de baja mediana o alta complejidad, lo deriva al cirujano que luego de interiorizarse del caso le indica estudios previos para evaluar el riesgo quirúrgico.
Los exámenes que se suelen pedir son placas radiográficas, ecografías, análisis de sangre, coagulogramas, electrocardiogramas.
Esta forma de ejercer la profesión semejante a la forma en que se ejerce en medicina humana ha permitido darles a los animales una mayor seguridad de éxito en el acto quirúrgico y en el post quirúrgico.

Una vez evaluado el riesgo quirúrgico, el cirujano a cargo revisa nuevamente al paciente y le entrega a los dueños las instrucciones de cómo deben preparar al animal, cuantas horas de ayuno, si deben bañarlo, y el tipo de shampoo a utilizar, detallando la aplicación de medicamentos prequirúrgicos e indicaciones propias según el tipo de cirugía a realizar.

El día de la cirugía, el anestesista lo evalúa nuevamente, lo premedica con tranquilizantes, analgésicos u otras drogas que la intervención exija. Se les explica a los propietarios que deben de esperar con su animal hasta que las drogas hagan efecto, luego se procede a la inducción y es en ese momento en que los mismos deben retirarse para pasar al paciente hacia el área del prequirófano donde se lo prepara, se le realiza la tricotomía y se lo lava con iodopovidona.
Finalizada esta etapa se cubre con un paño quirúrgico y se traslada al quirófano, donde se entuba y se conecta a la anestesia inhalatoria, con monitoreo permanente por parte del anestesista, cuando este lo indica, el cirujano da instrucciones al ayudante para la colocación de los paños de campo y el inicio de la cirugía.

El equipo de cirugía se completa con el instrumentista cuya función es preparar los hilos de sutura, la caja de instrumental, la preparación de la indumentaria los paños de campo, camisolines, guantes, barbijos, cofias o gorros, todo esterilizado por autoclave u oxido de etileno.

El manejo del dolor junto con los avances de las anestesias son los logros de la medicina moderna, sobre todo en veterinaria, donde los pacientes no pueden manifestarse.
Recordamos que anestesia no es sinónimo de analgesia, o sea hay drogas que inmovilizan al paciente pero no le sacan el dolor, para ello realizamos una permanente actualización de las nuevas drogas, su forma de actuar y su efecto en las distintas especies.
Luego de la cirugía queda internado hasta su completa recuperación, retirándose sólo cuando pasaron los efectos de la anestesia.
En ese tiempo se monitorean los signos vitales que se consideren.

El paciente se retira con las instrucciones post quirúrgicas por escrito, quedando especificado la colocación del collar isabelino, cuando deben dar de tomar agua, comer, aplicación de antibióticos, analgésicos y próxima visita.

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